Qué gatos son los más adecuados si hay niños pequeños en casa

Un niño con su gato
Con cualquier gato, el niño debe aprender a tratarlo con respeto y debe haber supervisión de un adulto, sobre todo en las primeras interacciones.
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Un niño con su gato

Adoptar a un gato como un miembro más de la familia tiene muchos beneficios para los niños en casa. Les ayuda a ser más responsables, a adquirir un valor tan esencial como es la protección de los animales y a ser más empáticos; según la Fundación CADAH, un niño diagnosticado con TDAH puede aprender a controlar su impulsividad, mejorar sus habilidades sociales y aumentar su autoestima

Con cualquier gato, el niño debe aprender a tratarlo con respeto, entendiendo que no es su juguete, que no está a su servicio ni hay que molestarlo; además de que, al igual que con los perros, debe haber supervisión de un adulto, sobre todo en las primeras interacciones y con los niños más pequeños.

Más allá de eso, que es la pilar de cualquier relación con un animal y algo que es obligado enseñar a nuestros pequeños si van a convivir con mascotas, es cierto que hay gatos que pueden ser más aptos que otros si hay niños en casa.

Es recomendable, si se adopta un gato adulto, explicar bien nuestras rutinas y modo de vida y elegir un gato con un carácter dulce y tranquilo, antes que primar el aspecto del animal. 

Si en casa los niños tienen mucha energía, puede ser interesante elegir un gato activo que les pueda seguir el ritmo. Un cachorro o un gatito joven, puede ser buena idea en ese sentido,  ya que tendrá la suficiente energía para jugar con los niños.

Las protectoras  pueden informar sobre las características de cada gato para saber si se puede adaptar bien cuando hay niños en casa, además de dar pautas para facilitar la adaptación del animal y evitar conductas indeseadas, como por ejemplo no jugar nunca con ellos con las manos.

Cuando se integra a un gato en la familia es imprescindible enseñar a los más pequeños cómo interactuar con él. Tocarlo suavemente, no cogerlo y apretarlo demasiado, respetar sus horas de sueño, sus lugares de escondite o reposo, entre otros aspectos para que la relación entre niños y gatos sea la mejor.

 Adoptar a un gato es una decisión que cambiará la vida de los más pequeños, puede ser un gran compañero para ellos, pero no hay que olvidar que requiere de una gran responsabilidad, por lo que hay que meditarlo mucho antes de hacerse cargo de un animal que puede vivir unos quince años.

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